Colección de discursos agrupados numéricamente

3.100. Un terrón de sal

“Monjes, si alguien dijera esto: ‘una persona experimenta el kamma de la misma manera en la que la creo’; en este caso no habría la vida santa, ni la oportunidad de esperar ver y poner fin a la insatisfacción. Pero, si alguien dijera esto: ‘cuando una persona crea el kamma que ha ser experimentado de una determinada manera, experimenta sus resultados precisamente de aquella manera’; en este caso sería posible la vida santa, al igual que la oportunidad de esperar ver y poner fin a la insatisfacción.

“He aquí, monjes, alguna persona ha creado el mal kamma insignificante, el cual, sin embargo, le lleva directamente al infierno, mientras que otra persona aquí, ha creado el mismo mal kamma insignificante. Al cual, sin embargo, lo experimenta ya en esta vida presente sin quedar siquiera el menor [residuo] visible, y mucho menos un [residuo] mayor.

“Y, ¿cuál es la clase de persona, monjes, que ha creado el mal kamma insignificante, el cual, sin embargo, lo lleva directamente al infierno? He aquí, monjes, alguna persona no desarrolla una conducta virtuosa con el cuerpo, tampoco desarrolla la mente ni la sabiduría. Es una persona limitada, de carácter endeble y mora en sufrimiento. Cuando semejante persona crea el mal kamma insignificante, el mismo lo lleva al infierno.

“Y, ¿cuál es la clase de persona, monjes, que ha creado exactamente el mismo mal kamma insignificante, pero, sin embargo, lo experimenta ya en esta vida presente sin quedar siquiera el menor [residuo] visible, y mucho menos un [residuo] mayor? He aquí, monjes, alguna persona desarrolla una conducta virtuosa con el cuerpo, también desarrolla la mente y la sabiduría. Es ilimitado, tiene un carácter suave y mora sin mesura. Cuando semejante persona crea exactamente el mismo mal kamma insignificante, lo experimenta ya en esta vida presente sin quedar siquiera el menor [residuo] visible, y mucho menos un [residuo] mayor.

“Imaginad, monjes, que un hombre echase un terrón de sal en un diminuto vaso de agua. ¿Qué pensáis: podría el agua contenida en el pequeño vaso llegar a ser salada y no ser más apta para beber?”

“Sí, Venerable Señor. Y, ¿por qué así? Por la pequeña cantidad del agua contenida en un diminuto vaso, Venerable Señor, un terrón de sal podría hacer salada el agua y no hacerla más apta para beber”.

“Pero imaginad, monjes, que un hombre echase un terrón de sal al río Ganges. ¿Qué pensáis: podría el agua contenida en el río Ganges llegar a ser salada y no ser más apta para beber?”

“No, venerable señor. Y, ¿por qué así? Por la gran masa del agua contenida en el río Ganges, Venerable Señor, un terrón de sal no podría hacer salada el agua ni hacerla no apta para beber”.

“De la misma manera, monjes, un insignificante mal kamma lleva a una persona directamente al infierno, mientras que a otra persona, este mismo insignificante kamma lo lleva a experimentarlo ya en esta presente vida, sin quedar siquiera el menor [residuo] visible, y mucho menos un [residuo] mayor.

“Y, ¿cuál es la clase de persona, monjes, que ha creado el mal kamma insignificante, el cual, sin embargo, lo lleva directamente al infierno? …

“Y, ¿cuál es la clase de persona, monjes, que ha creado exactamente el mismo mal kamma insignificante, pero, sin embargo, lo experimenta ya en esta vida presente sin quedar siquiera el menor [residuo] visible, y mucho menos un [residuo] mayor?…

“Además, monjes, alguien está preso por una deuda equivalente a media kahapana o una kahapana o cien kahapanas, mientras que otra persona no está presa por adeudar la misma cantidad de dinero.

“Y, ¿cuál es la clase de persona, monjes, que está presa por una deuda equivalente a media kahapana o una kahapana o cien kahapanas? Este es el caso de alguien que es pobre, que tiene pequeñas posesiones y pocas riquezas. Semejante persona está presa cuando adeuda un monto equivalente a media kahapana o una kahapana o cien kahapanas.

“Y, ¿cuál es la clase de persona, monjes, que no está presa por una deuda equivalente a media kahapana o una kahapana o cien kahapanas? Este es el caso de alguien que es rico, que tiene grandes posesiones y muchas riquezas. Semejante persona no está presa aún cuando adeuda un monto equivalente a media kahapana o una kahapana o cien kahapanas.

“De la misma manera, monjes, un insignificante mal kamma lleva a una persona directamente al infierno, mientras que a otra persona, este mismo insignificante kamma lo lleva a experimentarlo ya en esta presente vida, sin quedar siquiera el menor [residuo] visible, y mucho menos un [residuo] mayor.

“Y, ¿cuál es la clase de persona, monjes, que ha creado el mal kamma insignificante, el cual, sin embargo, lo lleva directamente al infierno? …

“Y, ¿cuál es la clase de persona, monjes, que ha creado exactamente el mismo mal kamma insignificante, pero, sin embargo, lo experimenta ya en esta vida presente sin quedar siquiera el menor [residuo] visible, y mucho menos un [residuo] mayor?…

“Esto se parece también a un carnicero de cabras, quién está autorizado a golpear, amarrar, matar o hacer lo que le plazca con aquella persona que roba las cabras, pero no está autorizado a golpear, amarrar, matar o hacer lo que le plazca con otra persona que también roba las cabras.

“Y, ¿qué clase de persona un carnicero de cabras está autorizado a golpear, amarrar, matar o hacer lo que le plazca cuando roban las cabras? Este es el caso de alguien que es pobre, que tiene pequeñas posesiones y riquezas. Ésta es la clase de personas que un carnicero de cabras, está autorizado a golpear, amarrar, matar o hacer lo que le plazca, cuando roban las cabras.

“Y, ¿qué clase de personas un carnicero de cabras no está autorizado a golpear, amarrar, matar o hacer lo que le plazca cuando roban las cabras? Este es el caso de alguien que es rico, que tiene muchas posesiones y riquezas. Ésta es la clase de personas que un carnicero de cabras, no está autorizado a golpear, amarrar, matar o hacer lo que le plazca, cuando roban las cabras.

“De la misma manera, monjes, un insignificante mal kamma lleva a una persona directamente al infierno, mientras que a otra persona, este mismo insignificante kamma lo lleva a experimentarlo ya en esta presente vida, sin quedar siquiera el menor [residuo] visible, y mucho menos un [residuo] mayor.

“Y, ¿cuál es la clase de persona, monjes, que ha creado el mal kamma insignificante, el cual, sin embargo, lo lleva directamente al infierno? He aquí, monjes, alguna persona no desarrolla una conducta virtuosa con el cuerpo, tampoco desarrolla la mente ni la sabiduría. Es una persona limitada, de carácter endeble y mora en sufrimiento. Cuando semejante persona crea el mal kamma insignificante, el mismo lo lleva al infierno.

“Y, ¿cuál es la clase de persona, monjes, que ha creado exactamente el mismo mal kamma insignificante, pero, sin embargo, lo experimenta ya en esta vida presente sin quedar siquiera el menor [residuo] visible, y mucho menos un [residuo] mayor? He aquí, monjes, alguna persona desarrolla una conducta virtuosa con el cuerpo, también desarrolla la mente y la sabiduría. Es ilimitado, tiene un carácter suave y mora sin mesura. Cuando semejante persona crea exactamente el mismo mal kamma insignificante, lo experimenta ya en esta vida presente sin quedar siquiera el menor [residuo] visible, y mucho menos un [residuo] mayor.

“Por eso, monjes, si alguien dijera esto: ‘una persona experimenta el kamma de la misma manera en la que la creo’; en este caso no habría la vida santa, ni la oportunidad de esperar ver y poner fin a la insatisfacción. Pero, si alguien dijera esto: ‘cuando una persona crea el kamma que ha ser experimentado de una determinada manera, experimenta sus resultados precisamente de aquella manera’; en este caso sería posible la vida santa, al igual que la oportunidad de esperar ver y poner fin a la insatisfacción.”