Colección de discursos agrupados numéricamente
4.188. Upaka
En una ocasión, el Bienaventurado estaba morando en el monte Pico de Buitre, cerca de Rajagaha. Entonces, Upaka Mandikaputta se acercó al Bienaventurado, le rindió homenaje, se sentó a un lado y le dijo:
“Venerable Señor, yo sostengo la tesis y el punto de vista siguiente: cualquiera que critica a otros y lo hace de manera absolutamente carente de fundamento, es reprochable y tiene la culpa”.
“Upaka, cualquiera que critica a otros y lo hace de manera absolutamente carente de fundamento, es reprochable y tiene la culpa; pero tú criticas a otros y lo haces de manera absolutamente carente de fundamento, así que eres reprochable y tienes la culpa”.
“Venerable Señor, al igual que [un pez] al sumergirse [en el agua] puede ser atrapado por uno mediante un lazo grande, así el Bienaventurado me atrapó con el lazo del debate apenas me sumergí”.
“Upaka, yo he proclamado: ‘Esto es perjudicial’. El Tathagata tiene ilimitadas enseñanzas acerca de esto; con ilimitadas palabras y frases [enseña]: ‘Por tales y tales razones, esto es perjudicial’.
“Upaka, yo he proclamado: ‘Aquello que es perjudicial debe ser abandonado’. El Tathagata tiene ilimitadas enseñanzas acerca de esto; con ilimitadas palabras y frases [enseña]: ‘Por tales y tales razones, aquello que es perjudicial debe ser abandonado’.
“Upaka, yo he proclamado: ‘Esto es beneficioso’. El Tathagata tiene ilimitadas enseñanzas acerca de esto; con ilimitadas palabras y frases [enseña]: ‘Por tales y tales razones, esto es beneficioso’.
“Upaka, yo he proclamado: ‘Aquello que es beneficioso debe ser desarrollado’. El Tathagata tiene ilimitadas enseñanzas acerca de esto; con ilimitadas palabras y frases [enseña]: ‘Por tales y tales razones, aquello que es beneficioso debe ser desarrollado’”.
Entonces, Upaka Mandikaputta, habiéndose deleitado en las palabras del Bienaventurado, se levantó de su asiento, rindió homenaje al Bienaventurado y partió de allí, teniendo siempre al Bienaventurado a su mano derecha. Acto seguido se fue junto al rey Ajatasattu Vedehiputta, de Maghada, y reportó al rey la entera conversación que tuvo con el Bienaventurado. Y mientras estuvo hablando, el rey Ajatasattu se enojó y se disgustó, y dijo a Upaka Mandikaputta: “¡Qué audaz es este muchacho fabricante de sal! ¡Qué grosero e insolente en pensar que puede de esta manera atacar al Bienaventurado, al Arahant, al Perfectamente Iluminado! ¡Sal Upaka¡ ¡Afuera! ¡Sal de mi vista!”.