Colección de discursos agrupados numéricamente

8.12. Siha

En una ocasión, el Bienaventurado estaba morando en Vesali, en el salón con techo de dos aguas en el Gran Bosque. Entonces, un número de bien conocidos licchavis estaba reunido en la sala de encuentros, estando sentados juntos, de diversas maneras hablaban maravillas sobre el Buda, el Dhamma y el Sangha. En esta ocasión, el general Siha, un discípulo de los naganthas, también estaba sentado en medio de esta asamblea. Entonces, se le ocurrió lo siguiente: “Indudablemente, él tiene que ser un Bienaventurado, un Arahant perfectamente iluminado. Porque este número de bien conocidos licchavis, que está reunido en la sala de encuentros, estando sentados juntos, de diversas maneras hablan maravillas sobre el Buda, el Dhamma y el Sangha. Así que voy a ver al Bienaventurado, al Arahant perfectamente iluminado”.

Acto seguido, Siha se fue junto a Nigantha Nataputta y le dijo: “Venerable Señor, deseo ir a ver al asceta Gotama”.

“Puesto que eres el defensor de las acciones, Siha, ¿por qué ir a ver al asceta Gotama quien es el defensor del no-hacer? El asceta Gotama es el defensor de no-hacer, que enseña su Dhamma en aras de no-hacer y así guía a sus discípulos”.

Pero la determinación de Siha de ir a ver al Bienaventurado persistió.

En una segunda ocasión, un número de bien conocidos licchavis estaba reunido en el salón de encuentros, estando sentados juntos, de diversas maneras hablaban maravillas sobre el Buda, el Dhamma y el Sangha. En esta segunda ocasión… Y por segunda vez Siha se fue junto a Nigantha Nataputta…”. Pero por segunda vez la determinación del Siha de ir a ver al Bienaventurado persistió.

En una tercera ocasión, un número de bien conocidos licchavis estaba reunido en el salón de encuentros, estando sentados juntos, de diversas maneras hablaban maravillas sobre el Buda, el Dhamma y el Sangha. En esta tercera ocasión, el general Siha, un discípulo de los naganthas, también estaba sentado en medio de esta asamblea. Entonces, se le ocurrió lo siguiente: “Indudablemente, él tiene que ser un Bienaventurado, un Arahant perfectamente iluminado. Porque este número de bien conocidos licchavis que está reunido en el salón de encuentros, estando sentados juntos, de diversas maneras hablan maravillas sobre el Buda, el Dhamma y el Sangha. Así que voy a ver al Bienaventurado, al Arahant perfectamente iluminado. ¿Qué pueden tener conmigo los naganthas dándome o no su permiso? Sin obtener el permiso de los naganthas igual iré a ver al Bienaventurado, al Arahant perfectamente iluminado”.

Acto seguido, el general Siha salió de Vesali con quinientos carruajes, con el propósito de ir a ver al Bienaventurado. Y se fue en carruaje tan lejos hasta donde se lo permitía el camino, para luego desmontar el carruaje y entrar a pie al terreno del monasterio. Una vez allí, se acercó al Bienaventurado, le rindió homenaje, se sentó a un lado y le dijo:

“Yo escuché esto, Venerable Señor: ‘El asceta Gotama es el defensor del no-hacer, que enseña su Dhamma en aras del no-hacer y así guía a sus discípulos’. Aquellos que afirman esto, ¿hablan de acuerdo con lo que ha sido dicho por el Bienaventurado y no lo malinterpretan con algo contrario a los hechos? ¿Explican esto de acuerdo con el Dhamma, de manera tal que no incurren en nada que podría ser razonablemente criticado o constituido como una base para la censura? Es que nosotros queremos evitar malinterpretar al Bienaventurado”.

“Hay una manera, Siha, en la cual uno podría decir de mí correctamente esto: ‘El asceta Gotama es el defensor del no-hacer, que enseña su Dhamma en aras del no-hacer y así guía a sus discípulos’.

“Hay una manera, Siha, en la cual uno podría decir de mí correctamente esto: ‘El asceta Gotama es un proponente de las acciones, que enseña su Dhamma en aras de las acciones y así guía a sus discípulos’.

“Hay una manera, Siha, en la cual uno podría decir de mí correctamente esto: ‘El asceta Gotama es un aniquilacionista, que enseña su Dhamma en aras del aniquilacionismo y así guía a sus discípulos’.

“Hay una manera, Siha, en la cual uno podría decir de mí correctamente esto: ‘El asceta Gotama es un ahuyentador que enseña su Dhamma en aras de la repulsión y así guía a sus discípulos’.

“Hay una manera, Siha, en la cual uno podría decir de mí correctamente esto: ‘El asceta Gotama es un abolicionista, que enseña su Dhamma en aras de la abolición y así guía a sus discípulos’.

“Hay una manera, Siha, en la cual uno podría decir de mí correctamente esto: ‘El asceta Gotama es un atormentador, que enseña su Dhamma en aras del tormento y así guía a sus discípulos’.

“Hay una manera, Siha, en la cual uno podría decir de mí correctamente esto: ‘El asceta Gotama es un retraído, que enseña su Dhamma en aras de la retracción y así guía a sus discípulos’.

“Hay una manera, Siha, en la cual uno podría decir de mí correctamente esto: ‘El asceta Gotama es un consolador, que enseña su Dhamma en aras de la consolación y así guía a sus discípulos’.

“Y, ¿cómo es esta manera, Siha, en la cual uno podría decir de mí correctamente esto: ‘El asceta Gotama es el defensor del no-hacer, que enseña su Dhamma en aras del no-hacer y así guía a sus discípulos’? Porque afirmo el no-hacer de la mala conducta corporal, verbal y mental. Afirmo el no-hacer de numerosas clases de malas y perjudiciales acciones. Es de esta manera, Siha, que uno podría decir de mí correctamente esto: ‘el Maestro Gotama es el defensor del no-hacer, que enseña su Dhamma en aras del no-hacer y así guía a sus discípulos’.

“Y, ¿cómo es esta manera, Siha, en la cual uno podría decir de mí correctamente esto: ‘El asceta Gotama es un proponente de las acciones, que enseña su Dhamma en aras de las acciones y así guía a sus discípulos’? Porque afirmo buenas y beneficiosas acciones. Afirmo el hacer de numerosas clases de buenas y beneficiosas acciones. Es de esta manera, Siha, que uno podría decir de mí correctamente esto: ‘el Maestro Gotama es un proponente las acciones, que enseña su Dhamma en aras de las acciones y así guía a sus discípulos’.

“Y, ¿cómo es esta manera, Siha, en la cual uno puede decir de mí correctamente esto: ‘El asceta Gotama es un aniquilacionista, que enseña su Dhamma en aras del aniquilacionismo y así guía a sus discípulos’? Porque afirmo la aniquilación de la codicia, el odio y la falsa ilusión. Afirmo la aniquilación de numerosas clases de malos y perjudiciales estados mentales.Es de esta manera, Siha, que uno podría decir de mí correctamente esto: ‘El asceta Gotama es un aniquilacionista, que enseña su Dhamma en aras del aniquilacionismo y así guía a sus discípulos’.

“Y, ¿cómo es esta manera, Siha, en la cual uno puede decir de mí correctamente esto: ‘El asceta Gotama es un ahuyentador, que enseña su Dhamma en aras de la repulsión y así guía a sus discípulos’? Porque estoy ahuyentando la codicia, el odio y la falsa ilusión. Ahuyentando numerosas clases de malos y perjudiciales estados mentales.Es de esta manera, Siha, que uno podría decir de mí correctamente esto: ‘El asceta Gotama es un ahuyentador que enseña su Dhamma en aras de la repulsión y así guía a sus discípulos’.

“Y, ¿cómo es esta manera, Siha, en la cual uno puede decir de mí correctamente esto: ‘El asceta Gotama es un abolicionista, que enseña su Dhamma en aras de la abolición y así guía a sus discípulos’? Porque enseño el Dhamma para abolir la codicia, el odio y la falsa ilusión. Para abolir las numerosas clases de malos y perjudiciales estados mentales. Es de esta manera, Siha, que uno podría decir de mí correctamente esto: ‘El asceta Gotama es un abolicionista, que enseña su Dhamma en aras de la abolición y así guía a sus discípulos’.

“Y, ¿cómo es esta manera, Siha, en la cual uno puede decir de mí correctamente esto: ‘El asceta Gotama es un atormentador, que enseña su Dhamma en aras del tormento y así guía a sus discípulos’? Porque afirmo que los malos y perjudiciales estados mentales—la mala conducta corporal, verbal y mental— son para ser quemados. Yo declaro que alguien es un atormentador, cuando ha abandonado los malos y perjudiciales estados mentales que son para ser quemados; cuando los cortó de raíces, como el tocón de la palmera, los destruyó de manera tal que nunca más pueden ser sujetos a futuros surgimientos. Y el Tathagata ha abandonado los malos y perjudiciales estados mentales que son para ser quemados; los cortó de raíces, como el tocón de la palmera, los destruyó de manera tal que nunca más pueden ser sujetos a futuros surgimientos.Es de esta manera, Siha, que uno podría decir de mí correctamente esto: ‘El asceta Gotama es un atormentador, que enseña su Dhamma en aras del tormento y así guía a sus discípulos’.

“Y, ¿cómo es esta manera, Siha, en la cual uno puede decir de mí correctamente esto: ‘El asceta Gotama es un retraído, que enseña su Dhamma en aras de la retracción y así guía a sus discípulos’? Porque declaro que alguien es retraído cuando ha abandonado la producción de renovadas existencias, los futuros lechos de vientre; cuando los cortó de raíces, como el tocón de la palmera, los destruyó de manera tal que nunca más pueden ser sujetos a futuros surgimientos. Y el Tathagata ha abandonado la producción de renovadas existencias, los futuros lechos en el vientre; los cortó de raíces, como el tocón de la palmera, los destruyó de manera tal que nunca más pueden ser sujetos a futuros surgimientos.Es de esta manera, Siha, que uno podría decir de mí correctamente esto: ‘El asceta Gotama es un retraído, que enseña su Dhamma en aras de la retracción y así guía a sus discípulos’.

“Y, ¿cómo es esta manera, Siha, en la cual uno puede decir de mí correctamente esto: ‘El asceta Gotama es un consolador, que enseña su Dhamma en aras de la consolación y así guía a sus discípulos’? Porque consuelo con la suprema consolación; enseño el Dhamma en aras de la consolación y así guío a mis discípulos. Es de esta manera, Siha, que uno podría decir de mí correctamente esto: ‘El asceta Gotama es un consolador, que enseña su Dhamma en aras de la consolación y así guía a sus discípulos’”.

Cuando se hubo dicho esto, el general Siha dijo al Bienaventurado: “¡Excelente, maestro Gotama! ¡Excelente, maestro Gotama! El maestro Gotama esclareció el Dhamma de diferentes maneras, como si enderezara lo que estaba torcido, revelara lo que estaba oculto, mostrara el camino a los que estaban perdidos o sostuviera una lámpara en medio de la oscuridad, de manera tal que los de buena vista pudieran ver las formas. Ahora voy por refugio al maestro Gotama, al Dhamma y al Sangha de los monjes. Que el maestro Gotama me considere como su seguidor laico a partir de ahora, que ha ido por refugio de por vida”.

“Haz una investigación, Siha. Es bueno que personas bien conocidas, como tú, hagan investigaciones por sí mismos”.

“Venerable Señor, me siento aún más satisfecho y complacido con el Bienaventurado después de que me haya dicho: ‘Haz una investigación, Siha. Es bueno que personas bien conocidas, como tú, hagan investigaciones por sí mismos’. Si los miembros de los otros credos me ganasen como su miembro, estarían llevando pancartas por todo Vesali que anunciaran ‘el general Siha se convirtió en nuestro discípulo’. Pero en vez de eso, el Bienaventurado me dijo: ‘Haz una investigación, Siha. Es bueno que personas bien conocidas, como tú, hagan investigaciones por sí mismos’. Por eso, Venerable Señor, por segunda vez voy por refugio al maestro Gotama, al Dhamma y al Sangha de los monjes. Que el maestro Gotama me considere como su seguidor laico a partir de ahora, que ha ido por refugio de por vida”.

“Siha, tu familia por largo tiempo ha sido fuente de sustento de los niganthas, razón por la cual deberías considerar continuar ofreciéndoles las limosnas si se acercasen a ti”.

“Venerable Señor, me siento aún más satisfecho y complacido con el Bienaventurado después de que me haya dicho: ‘Siha, tu familia por largo tiempo ha sido fuente de sustento de los niganthas, razón por la cual deberías considerar continuar ofreciéndoles las limosnas si se acercasen a ti’. Puesto que hay los que dicen: ‘El maestro Gotama enseña de esta manera: «Las limosnas sólo deberían entregárseme a mí, no a otros; las limosnas sólo deberían entregárseles a mis discípulos, no a los discípulos de otros. Solamente lo que me es entregado a mí es fructífero, no lo que es entregado a otros; solamente lo que es entregado a mis discípulos es fructífero, no lo que es entregado a los discípulos de otros»’. Pero el Bienaventurado me alienta a ofrecer limosnas también a los niganthas. Bien, ya vamos a encontrar el tiempo apropiado para eso. Por eso, Venerable Señor, por tercera vez voy por refugio al maestro Gotama, al Dhamma y al Sangha de los monjes. Que el maestro Gotama me considere como su seguidor laico a partir de ahora, que ha ido por refugio de por vida”.

Entonces, el Bienaventurado ofreció al general Siha un discurso progresivo, es decir, le habló sobre las dádivas, la conducta virtuosa y el cielo; le reveló el peligro, la degradación y la contaminación de los placeres sensuales, al igual que el beneficio del renunciamiento. Y cuando el Bienaventurado supo que la mente de Siha estaba dócil, flexible, libre de obstáculos, elevada y llena de confianza, le reveló aquel Dhamma especial enseñado por los Budas: insatisfacción, su origen, su cese y el sendero. Acto seguido, así como una nube blanca, libre de oscuras manchas, fácilmente puede absorber el polvo, así también, mientras el general Siha estuvo sentado en aquella misma silla, surgió en él la liberación del polvo, el inmaculado ojo del Dhamma: ‘Todo lo que está sujeto al surgimiento, igualmente está sujeto al cese’. Y el general Siha llegó a ser uno que ha visto el Dhamma, alcanzó el Dhamma, comprendió el Dhamma, penetró el Dhamma, cruzó por encima de las dudas, desechó el desconcierto, alcanzó la autoconfianza y llegó a ser independiente de la enseñanza del Maestro. Entonces, dijo al Bienaventurado:

“Venerable Señor, acepte el Bienaventurado, junto con el Sangha de los monjes, comida de mi parte mañana, por favor”.

Y el Bienaventurado consintió en silencio. Habiendo comprendido que el Bienaventurado había consentido, Siha se levantó de su asiento, rindió homenaje al Bienaventurado y, rodeándolo de tal manera que lo tuviese siempre a su lado derecho, salió de allí. Acto seguido, Siha se dirigió a un hombre: “Ve, buen hombre, y encuentre alguna comida lista para venta”.

Entonces, cuando pasó la noche, y cuando el general Siha tuvo varias clases de excelente comida preparadas en su propia residencia, anunció al Bienaventurado: “Este el tiempo, Venerable Señor, la comida está lista”.

Acto seguido, de mañana temprano, el Bienaventurado se vistió, tomó su cuenco, el hábito exterior y se fue a la residencia de Siha con el Sangha de los monjes, donde se sentó en un asiento preparado especialmente para él. En esa ocasión, un número de nigantas iba de calle en calle, de parque en parque de Vesali, golpeando sus brazos y llorando: “Hoy, el general Siha ha matado a un gordo animal y preparó la comida para el asceta Gotama. Y el asceta Gotama sabe la procedencia de esta comida y que este acto ha sido hecho por su cuenta”.

Entonces, un hombre se acercó al general Siha y le susurró en la oreja: “Señor, creo que debería saber que un número de nigantas iba de calle en calle, de parque en parque de Vesali, golpeando sus brazos y llorando: ‘Hoy, el general Siha ha matado a un gordo animal y preparó la comida para el asceta Gotama. Y el asceta Gotama, sabe la procedencia de esta comida y que este acto ha sido hecho por su cuenta’”.

“Basta ya, buen hombre. Por mucho tiempo aquellos venerables han querido desacreditar al Bienaventurado, al Dhamma y al Sangha. Nunca dejaron de malinterpretar al Bienaventurado con cosas inciertas, carentes de fundamento, falsas y contrarias a los hechos, y nosotros jamás privamos intencionalmente a un ser de su vida, ni siquiera en aras de nuestra propia vida”.

Acto seguido, el general Siha con sus propias manos sirvió y satisfizo al Sangha de los monjes, encabezado por el Buda, con varias clases de excelente comida. Entonces, cuando el Bienaventurado terminó de comer y puso su cuenco aparte, Siha se sentó a un lado. Y el Bienaventurado instruyó, animó, inspiró y regocijó a Siha con la plática del Dhamma, después de lo cual, se levantó de su asiento y se retiró de ahí.