Colección de discursos agrupados numéricamente

8.42. Uposatha en detalle

“Monjes, observando completamente los ocho factores, el uposatha es de mucho valor y beneficio, extraordinariamente luminoso y penetrante. Y, ¿cómo, monjes, son observados completamente los ocho factores del uposatha, para que sea de mucho valor y beneficio, extraordinariamente luminoso y penetrante?

Sigue igual que en el AN 8.41

“Y, ¿hasta qué punto es de gran fruto y beneficio? ¿Hasta qué punto es extraordinariamente luminoso y penetrante? Imaginad, monjes, que uno estuviera ejerciendo la soberanía y el reinado sobre los dieciséis países que abundan en las siete sustancias preciosas, es decir, [el país de los] magadhanas, los kasis, los kosalanos, los vajjis, los mallas, los cetis, los vangas, los kurus, los pancalas, los machcas, los surasenas, los assakas, los avantis, los gandharanos y los kamboyanos: esto no valdría ni la decimosexta parte de la observancia del uposatha completada en estos ocho factores. Y, ¿por qué así? Porque el reinado humano es pobre en comparación con la felicidad celestial.

“Para los devas de los Cuatro Grandes Reyes una sola noche y su día equivalen a cincuenta años humanos; treinta de esos días constituyen un mes y doce de esos meses, un año. El espacio vital de estos devas es de quinientos de esos celestiales años. Y es posible, monjes, para un hombre o una mujer que observa el uposatha completado con esos ocho factores, que con la ruptura después de la muerte, renazca en compañía de estos devas de los Cuatro Grandes Reyes. Es en referencia a esto que dije que el reinado humano es pobre en comparación con la felicidad celestial.

“Para los devas del Yama una sola noche y su día equivalen a doscientos años humanos; treinta de esos días constituyen un mes y doce de esos meses, un año. El espacio vital de estos devas es de dos mil de esos celestiales años. Y es posible, monjes, para un hombre o una mujer que observa el uposatha completado con esos ocho factores, que con la ruptura después de la muerte, renazca en compañía de estos devas del Yama. Es en referencia a esto que dije que el reinado humano es pobre en comparación con la felicidad celestial.

“Para los devas del Tusita una sola noche y su día equivalen a cuatrocientos años humanos; treinta de esos días constituyen un mes y doce de esos meses, un año. El espacio vital de estos devas es de cuatro mil de esos celestiales años. Y es posible, monjes, para un hombre o una mujer que observa el uposatha completado con esos ocho factores, que con la ruptura después de la muerte, renazca en compañía de estos devas del Tusita. Es en referencia a esto que dije que el reinado humano es pobre en comparación con la felicidad celestial.

“Para los devas que se deleitan en la creación, una sola noche y su día equivalen a ochocientos años humanos; treinta de esos días constituyen un mes y doce de esos meses, un año. El espacio vital de estos devas es de ocho mil de esos celestiales años. Y es posible, monjes, para un hombre o una mujer que observa el uposatha completado con esos ocho factores, que con la ruptura después de la muerte, renazca en compañía de estos devas que se deleitan en la creación. Es en referencia a esto que dije que el reinado humano es pobre en comparación con la felicidad celestial.

“Para los devas que controlan lo que ha sido creado por otros, una sola noche y su día equivalen a mil seiscientos años humanos; treinta de esos días constituyen un mes y doce de esos meses, un año. El espacio vital de estos devas es de dieciséis mil de esos celestiales años. Y es posible, monjes, para un hombre o una mujer que observa el uposatha completado con esos ocho factores, que con la ruptura después de la muerte, renazca en compañía de estos devas que controlan lo que ha sido creado por otros. Es en referencia a esto que dije que el reinado humano es pobre en comparación con la felicidad celestial”.

Uno no debería matar a los seres vivos ni tomar lo que no le ha sido dado,
uno no debería decir falsedades ni tomar [bebidas] embriagantes,
uno debería refrenarse de la actividad sexual, de la falta de castidad,
uno no debería comer de noche ni fuera del tiempo apropiado.
Uno no debería vestir guirnaldas ni aplicarse ungüentos,
uno debería dormir en lechos [bajos] o en la manta puesta en el suelo,
estos son, dicen, los ocho factores del uposatha
proclamados por el Buda,
quien alcanzó el fin de la insatisfacción
Hasta donde gira el sol y la luna,
derramando la luz, tan bella para contemplar,
que disipa las tinieblas, recorriendo el firmamento,
brillan en el cielo, iluminando los puntos cardinales.
Dondequiera existan las riquezas en esta esfera
—perlas, gemas y excelsos berilos,
cuernos dorados y montañas de oro,
y el oro natural llamado hataka
todas ellas no valen ni la decimosexta parte
del uposatha completado en los ocho factores,
al igual que todas esas huestes de estrellas
[no superan] la luz de la luna.
Por eso, el hombre virtuoso o la mujer,
habiendo observado el uposatha completado en los ochos factores
y habiendo hecho mérito que produce la felicidad,
irreprochables se dirigen al estado celestial.