Colección de discursos agrupados temáticamente

Sammasa Sutta

12.66. La investigación

Esto he escuchado:

En una ocasión el Bienaventurado estaba morando entre los kurus, donde había una ciudad de los kurus de nombre Kammasadamma. Estando allí el Bienaventurado se dirigió a los monjes así: “monjes”.—“Sí, venerable señor”, respondieron los monjes y el Bienaventurado dijo:

“¿Vosotros os ocupáis, monjes, en la investigación interior?”

Cuando se dijo esto, uno de los monjes dijo al Bienaventurado: “Venerable señor, yo me ocupo en la investigación interior”.

“Y, ¿cómo te ocupas en la investigación interior, monje?”

Acto seguido el monje lo explicó, pero su explicación no satisfizo al Bienaventurado. Entonces, el Venerable Ananda dijo: “Ahora es el tiempo, oh Bienaventurado. Ahora es el tiempo, oh Sublime. Que el Bienaventurado explique la investigación interior. Escuchándolo del mismo Bienaventurado, los monjes se acordarán de eso.”

“Entonces escucha y presta atención, Ananda, que voy a hablar”.

“Sí, venerable señor”, respondieron los monjes y el Bienaventurado dijo:

“He aquí, monjes, cuando está ocupado en la investigación interior el monje investiga así: ‘muchas son las diversas clases de insatisfacción que surgen en el mundo, [encabezadas por] la vejez-y-muerte: ¿cuál es la fuente de esa insatisfacción, cuál es su origen, de qué ha nacido y se ha producido? ¿Cuando existe qué cosa, la vejez-y-muerte llega a ser? ¿Cuando no existe qué cosa, la vejez-y-muerte no llega a ser?’

“Y mientras investiga comprende esto: ‘muchas son las diversas clases de insatisfacción que surgen en el mundo, [encabezadas por] la vejez-y-muerte: es insatisfacción tiene la adquisición como su fuente, la adquisición como su origen; nace y se produce de la adquisición. Cuando existe la adquisición, la vejez-y-muerte llega a ser. Cuando no existe la adquisición, la vejez-y-muerte no llega a ser.’

“Y él comprende la vejez-y-muerte, su origen, su cese y el sendero que conduce a aquello que está en conformidad con su cese. Y él practica de esa manera y se conduce a sí mismo acorde a ella. Esto se llama, monjes, el monje que practica por la completa destrucción de la insatisfacción, por el cese de la vejez-y-muerte.

“Siguiendo luego ocupado en la investigación interior el monje investiga así: ‘¿cuál es la fuente de esa adquisición, cuál es su origen, de qué ha nacido y se ha producido? ¿Cuando existe qué cosa, la adquisición llega a ser? ¿Cuando no existe qué cosa, la adquisición no llega a ser?’

“Y mientras investiga comprende esto: ‘la adquisición tiene la avidez como su fuente, la avidez como su origen; nace y se produce de la avidez. Cuando existe la avidez, la adquisición llega a ser. Cuando no existe la avidez, la adquisición no llega a ser.’

“Y él comprende la adquisición, su origen, su cese y el sendero que conduce a aquello que está en conformidad con su cese. Y él practica de esa manera y se conduce a sí mismo acorde a ella. Esto se llama, monjes, el monje que practica por la completa destrucción de la insatisfacción, por el cese de la adquisición.

“Siguiendo luego ocupado en la investigación interior el monje investiga así: ‘cuando surge esa avidez, ¿dónde es que precisamente surge? Cuando se establece, ¿dónde es que precisamente se establece?

“Y mientras investiga comprende esto: ‘cuando alguna cosa en el mundo tiene la naturaleza placentera y agradable: es precisamente aquí donde esa avidez surge; es precisamente aquí donde se establece.’ Y, ¿qué es lo que tiene en el mundo la naturaleza placentera y agradable? El ojo tiene en el mundo la naturaleza placentera y agradable: es precisamente aquí donde esa avidez surge; es precisamente aquí donde se establece. El oído… la nariz… la lengua… el cuerpo… la mente también tiene en el mundo la naturaleza placentera y agradable: es precisamente aquí donde esa avidez surge; es precisamente aquí donde se establece.

“Monjes, cualquier clase de ascetas y brahmanes en el pasado que consideraban que en el mundo la naturaleza placentera y agradable es permanente, es felicidad, es el ser, es saludable y segura, ellos solamente alimentaban la avidez. Al alimentar la avidez, alimentaban la adquisición. Al alimentar la adquisición, alimentaban la insatisfacción. Al alimentar la insatisfacción, no fueron liberados del nacimiento, la vejez y la muerte; no fueron liberados del dolor, el lamento, la pena, el displacer y la desesperanza; no fueron liberados de la insatisfacción, digo yo.

“Monjes, cualquier clase de ascetas y brahmanes en el futuro que van a considerar que en el mundo la naturaleza placentera y agradable es permanente, es felicidad, es el ser, es saludable y segura, ellos solamente alimentarán la avidez. Al alimentar la avidez, alimentarán la adquisición. Al alimentar la adquisición, alimentarán la insatisfacción. Al alimentar la insatisfacción, no serán liberados del nacimiento, la vejez y la muerte; no serán liberados del dolor, el lamento, la pena, el displacer y la desesperanza; no serán liberados de la insatisfacción, digo yo.

“Monjes, cualquier clase de ascetas y brahmanes en el presente que consideran que en el mundo la naturaleza placentera y agradable es permanente, es felicidad, es el ser, es saludable y segura, ellos solamente alimentan la avidez. Al alimentar la avidez, alimentan la adquisición. Al alimentar la adquisición, alimentan la insatisfacción. Al alimentar la insatisfacción, no son liberados del nacimiento, la vejez y la muerte; no son liberados del dolor, el lamento, la pena, el displacer y la desesperanza; no son liberados de la insatisfacción, digo yo.

“Imaginad, monjes, una copa de bronce llena de una bebida de un agradable color, aroma y sabor, pero mezclada con el veneno. E imaginad que un hombre llega allí oprimido y afligido por el calor, cansado, tostado y sediento. Pero [las personas que están allí] le dicen: ‘buen hombre, esta bebida que está dentro de la copa de bronce tiene un agradable color, aroma y sabor, pero está mezclada con el veneno. Puedes tomarla si así deseas. Si lo haces, vas a disfrutar de su color, aroma y sabor pero, al mismo tiempo encontrarás la muerte o el sufrimiento mortal.’ Y si él, repentinamente y sin pensarlo, tomase aquella bebida y no la rechazase, de seguro encontraría la muerte o el sufrimiento mortal.

“De la misma manera, monjes, cualquier clase de ascetas y brahmanes en el pasado… en el futuro… en el presente que consideran que en el mundo la naturaleza placentera y agradable es permanente, es felicidad, es el ser, es saludable y segura, ellos solamente alimentan la avidez. Al alimentar la avidez, alimentan la adquisición. Al alimentar la adquisición, alimentan la insatisfacción. Al alimentar la insatisfacción, no son liberados del nacimiento, la vejez y la muerte; no son liberados del dolor, el lamento, la pena, el displacer y la desesperanza; no son liberados de la insatisfacción, digo yo.

“Monjes, cualquier clase de ascetas y brahmanes en el pasado que consideraban que en el mundo la naturaleza placentera y agradable es transitoria, es insatisfacción, es el no-ser, es penosa y temible, ellos abandonaron la avidez. Al abandonar la avidez, abandonaron la adquisición. Al abandonar la adquisición, abandonaron la insatisfacción. Al abandonar la insatisfacción, fueron liberados del nacimiento, la vejez y la muerte; fueron liberados del dolor, el lamento, la pena, el displacer y la desesperanza; fueron liberados de la insatisfacción, digo yo.

“Monjes, cualquier clase de ascetas y brahmanes en el futuro que van a considerar que en el mundo la naturaleza placentera y agradable es transitoria, es insatisfacción, es el no-ser, es penosa y temible, ellos abandonarán la avidez. Al abandonar la avidez, abandonarán la adquisición. Al abandonar la adquisición, abandonarán la insatisfacción. Al abandonar la insatisfacción, serán liberados del nacimiento, la vejez y la muerte; serán liberados del dolor, el lamento, la pena, el displacer y la desesperanza; serán liberados de la insatisfacción, digo yo.

“Monjes, cualquier clase de ascetas y brahmanes en el presente que consideran que en el mundo la naturaleza placentera y agradable es transitoria, es insatisfacción, es el no-ser, es penosa y temible, ellos abandonan la avidez. Al abandonar la avidez, abandonan la adquisición. Al abandonar la adquisición, abandonan la insatisfacción. Al abandonar la insatisfacción, son liberados del nacimiento, la vejez y la muerte; son liberados del dolor, el lamento, la pena, el displacer y la desesperanza; son liberados de la insatisfacción, digo yo.

“Imaginad, monjes, una copa de bronce llena de una bebida de un agradable color, aroma y sabor, pero mezclada con el veneno. E imaginad que un hombre llega allí oprimido y afligido por el calor, cansado, tostado y sediento. Pero [las personas que están allí] le dicen: ‘buen hombre, esta bebida que está dentro de la copa de bronce tiene un agradable color, aroma y sabor, pero está mezclada con el veneno. Puedes tomarla si así deseas. Si lo haces, vas a disfrutar de su color, aroma y sabor pero, al mismo tiempo encontrarás la muerte o el sufrimiento mortal.’ Y si ese hombre pensase así: ‘yo puede calmar mi sed con el agua, el suero, mazmorra o la sopa, pero no debo tomar esa bebida siendo que eso me traería dolor y sufrimiento por largo tiempo’, y después de haberlo considerado de esa manera no tomase aquella bebida sino que la rechazase, de seguro no encontraría la muerte ni el sufrimiento mortal.

“De la misma manera, monjes, cualquier clase de ascetas y brahmanes en el pasado… en el futuro… en el presente que consideran que en el mundo la naturaleza placentera y agradable es transitoria, es insatisfacción, es el no-ser, es penosa y temible, ellos abandonan la avidez. Al abandonar la avidez, abandonan la adquisición. Al abandonar la adquisición, abandonan la insatisfacción. Al abandonar la insatisfacción, son liberados del nacimiento, la vejez y la muerte; son liberados del dolor, el lamento, la pena, el displacer y la desesperanza; son liberados de la insatisfacción, digo yo“.