Colección de discursos agrupados temáticamente

Cunda Sutta

47.13. Discurso con Cunda

En cierta ocasión el Bienaventurado estaba morando en Savatthi, en la arboleda de Jeta del parque de Anathapindika. Ahora bien, en esa ocasión el Venerable Sariputta moraba entre los magadhans en Nalakagama—enfermo, afligido, gravemente mal— y el novicio Cunda era su asistente. Entonces, debido a la enfermedad, el Venerable Sariputta alcanzó el Nibbana final.

El novicio Cunda, tomando el cuenco y hábito del Venerable Sariputta, fue a Savatthi, a la arboleda de Jeta del parque de Anathapindika. Allí, acercándose al Venerable Ananda, le rindió homenaje y, sentándose a un lado, le dijo:

“Venerable señor, el Venerable Sariputta ha alcanzado el Nibbana final. Estos son su cuenco y hábito”.

“Amigo Cunda, deberíamos ver al Bienaventurado referente a esta noticia. Vamos, amigo Cunda, vayamos donde el Bienaventurado e informémosle sobre este asunto”.

“Sí, venerable señor”, respondió el novicio Cunda.

Entonces, el Venerable Ananda y el novicio Cunda se acercaron al Bienaventurado y, rindiéndole homenaje, se sentaron a un lado. Luego, el Venerable Ananda dijo al Bienaventurado:

“Venerable Señor, el novicio Cunda dice que el Venerable Sariputta ha alcanzado el Nibbana final, estos son su cuenco y hábito. Venerable Señor, desde que escuché que el Venerable Sariputta había alcanzado el Nibbana final pareciera como si mi cuerpo hubiese sido drogado, estoy desorientado, las enseñanzas ya no están claras para mí”.

“¿Por qué, Ananda, cuando Sariputta alcanzó el Nibbana final se llevó consigo tu agregado de la virtud, tu agregado de la concentración, tu agregado de la sabiduría, tu agregado de la liberación o tu agregado del conocimiento y la visión de la liberación?”.

“No, no lo hizo, Venerable Señor. Pero para mí el Venerable Sariputta fue preceptor y consejero, alguien que me instruyó, exhortó, inspiró y regocijó. Fue incansable en la enseñanza del Dhamma; auxiliaba a sus hermanos en la vida santa. Recordamos el sustento del Dhamma, la riqueza del Dhamma y la ayuda del Dhamma entregada por el Venerable Sariputta”.

“Pero, Ananda, ¿no he declarado ya que debemos ser apartados, separados y cortados de todo aquello que nos es querido y agradable? ¿Ananda, cómo se puede lograr esto: ‘Que lo que nace, lo que llega a ser, lo condicionado y sujeto a desintegración, no se desintegre’? Eso es imposible. Tal como se desgaja la rama más grande de un enorme y duradero árbol poseedor de duramen: del mismo modo, Ananda, en el gran y duradero Sangha monacal—poseedor de duramen―, Sariputta ha alcanzado el Nibbana final. ¿Ananda, cómo se puede lograr esto: ‘Que lo que nace, lo que llega a ser, lo condicionado y sujeto a desintegración, no se desintegre’? Eso es imposible.

“Por lo tanto, Ananda, permanezcan con ustedes mismos como su propia isla, con ustedes mismos como su propio refugio, sin otro refugio; permanezcan con el Dhamma como su isla, con el Dhamma como su refugio, sin otro refugio… [como en ]… Cualquiera de aquellos monjes, Ananda, que ahora o después de que me haya ido, permanezcan con ellos mismos como su propia isla, con ellos mismos como su propio refugio, sin otro refugio; que permanezcan con el Dhamma como su isla, con el Dhamma como su refugio, sin otro refugio; estos monjes, Ananda, serán para mí los más fervorosos en el adiestramiento”.